domingo, 21 de agosto de 2011

CARRITOS DE GUERRA.


Leonardo Bravo – Antropólogo.



Los Carritos de Guerra hacen parte de una investigación Antropológica sobre el
Juego y el Aprendizaje de la Cultura. En un momento de la investigación se
plantearon como tecnología antropológica, objetos de cultura material que tenían
por función la condensación de conceptos. La activación de estos conceptos
ocurría en eventos lúdicos (juegos) en los que participaban niños y adultos en
diversas sesiones etnográficas. Esta participación implicaba e implica aun, el
uso del cuerpo como operador del movimiento de los objetos, así como un cambio
de percepción del mundo, un clic mental a partir del cual la visión del espacio
cambia necesariamente para leerse desde la lógica particular de los carritos.
En un sentido general, el uso de esta tecnología antropológica concreta rompe las
condiciones de objetividad de la investigación tradicional (que solo busca dar
cuenta de un objeto de estudio), ya que una de las metas fue y es, experimentar
con la generación de cambios socioculturales. También intenta romper con las
condiciones de formalidad de la pedagogía tradicional pues experimenta con el
juego como espacio y momento de aprendizaje. Así, la utilización de objetos
concretos tiende una línea de acercamiento con las artes plásticas pues estos
también pueden ser considerados en una primera mirada como objetos
escultóricos, pero en un análisis más profundo se evidencia que hacen parte de lo
que llamo Antropología Indisciplinada: la práctica de la ciencia social desde un
punto de subjetividad local, con claros fines de transformación de las condiciones
del contexto a nivel micropolítico.
Arte Antropológico, o Antropología Plástica son posibles denominaciones con las
que pueden catalogarse este tipo de acciones, pero lo realmente importante ahora
es que las condiciones de esa tecnología para la socialización experimental
cambian con el tiempo, las relaciones intersubjetivas que se generaron en la
investigación etnográfica sobre el juego se han trasformado y, finalmente, el tomar
una postura frente a un contexto formal de exposición implica pensar de otra
manera a los objetos, pensarlos no como una obra, sino como una muestra de un
proceso.

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